Restaurante ubicado en una primera planta.
Recepción perfecta con mesas amplias, bien vestidas y servidas. Dos comedores distintos.
Tres comensales, comimos de entradas: jamón ibérico, carpaccio de cigala. Cumplió el jamón y muy bueno el carpaccio.
De platos lasañas de morcilla, carrilleras de ternera y lubina: las tres cosas bien destacando quizás las carrilleras, pero seguidas muy de cerca por los otros dos platos.
Postres: tarta de manzana frita, sorbete y zumo de naranja, cumplieron tampoco se pedía otra cosa.
Carta de vinos bien estructurada, agradable de leer y variada, con precios bien. Tomamos Pintia 05 a 36 euros.
Un detalle, se solicitaron 4 vinos crianza , y el responsable nos hizo notar que eran del año 2000 y 2001, que quizás ya no estaban bien. Por una parte es de destacar la advertencia y por otro seria conveniente descatalogar dichos vinos.
Tercera vez que acudo a este restaurante en los últimos 3 o 4 años y volveré, pues en conjunto cumplió.
Total 150 euros
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