Restaurante italiano especializado en cocina napolitana. Decoración de índole marinera aunque algo cantarina para mi gusto. Atención amable, subsanando los tiempos de espera un poco exagerados entre plato y plato. Agradables entrantes (ensaladas, carpaccios) bien presentados y raciones adecuadas. De segundos recuerdo un buen rissotto con gamba roja y calabaza sabroso aunque demasiado dulzón, y unos tagliatelle con marisco algo salados. Creo que no aciertan en ese punto. Postres XXL, especialmente el tiramisú. En la carta de vinos tienen abundantes referencias italianas, aunque tirando a precios subidos. Copas normales. Sobre 30 euros por persona. Recomendable.
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