Restaurante situado en la Ronda Ciruela, frente al parque Gasset en Ciudad Real. Local que engaña por su fachada exterior, con un interior amplio y muy elegante, con mesas amplias y espaciosas y un personal muy atento.
Menú cerrado consistente en 4 entrantes individuales y un plato principal. Los entrantes: Pan de cristal con paletilla ibérica, ensalada de langostinos con jamón de pato (muy buena), flor de calabacin en tempura rellena de queso (muy buena, el que más me gusto) y viera gallega.
Como plato principal carrillada ibérica sobre una especie de puré de patata. Correcta pero las raciones muy pequeñas, al igual que pasa con los entrantes.
Como postre una especie de tarta de datiles, que también estuvo correcta.
Los vinos, que también estaban cerrados con el menú, Cortijo los aguilares 2010 y Viña Almate 2010. Servidos en buenas copas y a temperatura correcta. No conocía ninguno de los vinos y me parecieron muy correctos. Con los postres nos pusieron un pedro ximenez en vaso de chupito.
En resumen, todo bueno, pero sin llegar a sorprender, y las raciones muy muy pequeñas para mi gusto, especialmente la carrillada que para ser el plato principal era de tamaño ridículo; que influye en la nota que doy a la comida que me parece buena pero insuficiente en las raciones.
A pesar de salir contento, la puntuación se ve un poco empañada por las altas expectativas que tenia del lugar, ya que se supone que es de lo mejor de Ciudad Real.

Local elegante con servicio muy amable. Quiza demasiado.. Estuvimos solos en el salon hasta el final de la noche ( 23:00) que llegó otra pareja y 4 personas a un reservado. Situacion un poco violenta, para mi al menos, dado que el personal de sala estaba de pié sin hacer nada y tienes la sensacion de que te estan mirando.
Primeros:
- Almejas marinera: bien la materia prima pero la salsa corriente
- verduras crujientes conm foie: muy buenas pero quiza mal definido el plato ya que pensabamos en una tempura y eran cocidas. Buen punto de verdura donde lo crujiente eran los tirabeques.
Segundos:
- Degustacion de bacalao: 3 trozos ridiculamente pequeños uno al pil pil ( sosisimo), otro a la vizcaina ( el mejor, pero malillo) y otro al ajo arriero o ranero ( parecia tomate frito de bote).
- Lomo de ciervo: La calidad de la carne buena pero la salsa que no recuerdo era una mermelada como de frutos rojos dulzona. Que mania encuentro ultimamente en los restaurantes en abusar de estos contrastes donde la tipica salsa de frutos rojos suele ser una mermelada de bote.

Como quedamos con un poco de hambre pedimos un postre para compartir. Nueces ( con un nombre sofisticado) con crema de vainilla o algo asi. Pues bien eran nueces bañadas en azucar quemado con una especie de nata avainillada. Salvo este toque de vainilla ( sumamente dulzon por cierto) era el tipico postre de restaurante chino.
Para beber un Aljibes Cabernet franc bien servido.

No lo recomiendo. Es un sitio elegante pero demodé conuna comida bien presentada pero que no entusiasma. Se paga.

Comida para cinco personas un 13 de febrero con un frío de narices.
Nos sorprendemos bastante al entrar, una decoración clásica y elegante, por encima de lo que esperábamos. El nombre no hace justicia a este restaurante. Tienen algún reservado. Comimos en la zona de fumadores, con varias mesas con buena separación y una isla en medio del salón con utensilios y botellas de vino. A la vista un precioso mueble vinoteca.

La carta es muy extensa, de corte tradicional. De entrantes probamos:
- La tarrina de foie. Bien pero algo escasa.
- La cecina de ciervo con aceite. Muy bien.
- 2 tostas, una de salmón y otra de foie. Muy bien.
- Salpicón de marisco: puede que sea el mejor que he probado, realmente bueno con unos trozos de bogavante tremendos. Pero: este plato, que estaba fuera de carta, nos lo recomendaron varias veces antes de pedir, y creo que cuando vas a recomendar un plato fuera de carta que vale 60 euros, debes avisarlo previamente.

De segundos tomamos:
- dos degustaciones de bacalao. Muy bien de sabor, de cantidad un poco justo.
- Una chuleta a la piedra para compartir entre tres. La carne bastante buena pero la ración también bastante justa para tres personas. Guarcición de patata.

De postres:
- dos tartas de manzana, muy buenas.
- Tres bizcochos de chocolate rellenos de chocolate caliente acompañados de helado, muy bien.

La carta de postres hace las veces de carta de vinos dulces: buena selección con unos 15 vinos diferentes. Pedimos 3 Olivares que fueron servidos en copas no adecuadas por el tamaño fundamentalmente (de chupito).
Un par de cafés, una infusión, una copa y cinco cervezas previas.

La carta de vinos es amplia, predominio de vinos de La Mancha. Tomamos el chardonnay de Manuel Manzaneque y el Crianza Finca Élez de la misma bodega, servidos en copas adecuadas y a temperatura correcta.

El servicio fue muy bueno durante toda la comida.

Estoy convencido que es de lo mejor de esta ciudad (sino el mejor), hemos disfrutado bastante con algunos detalles que nos gustaría que mejoraran.

Me habían hablado muy bien de él ya que mi queja era la de no encontrar ningún restaurante medio regular en esta ciudad. Por fuera no se podría ni en sueños poder adivinar que te encuentras en uno de los mejores restaurantes de Ciudad Real (no digo lo que me pareció). Decoración correcta aunque un poco demodé. Servicio bueno sin ser excepcional. Carta muy bien escogida y deliciosa, sobre todo una cata de tres tipos de bacalao con diferentes salsas. En la carta de vinos predominan los manchegos, como no podría ser de otra forma, y muy buenos precios para ser un restaurante. Mi única queja es que no respetan las zonas de no fumadores, y estando en esta, nos pasamos toda la comida tragándonos el humo de la mesa de al lado mientras nadie atendía a nuestras quejas, lo que empañó en cierta forma lo que fué una buena comida.