Local con una decoración rustica pero acogedor no le iría nada mal una reformita carta de vinos con bastantes referencias precios contenidos y temperatura adecuada, la cristalería no es la correcta para disfrutar del vino, si estos pequeños detalles descritos mejoran que deben mejorar, con el buen hacer de su cocina que nuca te defrauda combinando los platos clásicos como los bacalaos los mejores de bcn con los platos mas sofisticados como el tartar de atún exquisito, o un tradicional suquet de rape maravilloso, todo esto y el ambiente familiar y agradable, aunque un pelin bullicioso hacen de este restaurante un referente en muchas de mis salidas, llamar antes y si tenéis suerte y aparece Joan el propietario pasareis una velada inolvidable