Un poco de Yin y mucho de Yang

Comida para dos en este restaurante, al cual decidí acudir por los comentarios leidos en verema. Por lo que veo varios foreros hemos pasado en estos dias por allí. Ya que son numerosos los comentarios que hablan del bullicio, proximidad de mesas, etc. no voy a entrar en esos detalles.
Antes de pedir el menú degustación (se puede configurar al gusto del cliente entre varios primeros y varios segundos), le comenté a David que me apetecía beber Riesling y Cabernet Sauvignon. Me dijo que no había problema: el Riesling lo tenían abierto y la Cabernet lo abría para servirlo por copas. Todo un detalle por su parte que corona su gran conocimiento sobre la materia. El nombre de la botella de Riesling no lo recuerdo (era impronunciable en castellano, pido disculpas), nos bebimos 3/4, y la cabernet era Desierto 2007, tres copas. El blanco muy bueno, el tinto espectacular. Reconozco que me encanta la cabernet sauvignon, pero esta botella es de las mejores que he probado.

Una vez decicido el vino, pedimos la comida. Lo tipico: huevos, anchoas, creppes y croquetas (todo muy bueno, muy casero) y solomillos rellenos de foie de segundo, también muy bueno. De postre el coulant de chocolate, bastante bueno. Acabé la comida con un ron con coca cola (el dorado) preparado magnificamente por Mario. Estaba delicioso.

Todo esto, por 94 euros, que hacen en mi opinión que sea una gran relacion calidad precio, y uno de esos restaurantes que hay que tener obligatoriamente en la agenda, para comer bien y para quedar bien. Recomendable 100%.

Hasta aquí, lo mucho del yang. Pero también quiero añadir un poquito de yin, algunas cosas que lo convierten en un sitio por debajo de "restaurante", e incluso por debajo de "casa de comidas". El cuidado de ciertos detalles hacen que el mismo sitio pase de la excelencia a la mediocridad. Enumero algunos:
Antes de sentarme, mientras me quitaba la chaqueta, ya tenía en la mesa un trozos de chorizo que ponen de picoteo y a un camarero preguntando que íbamos a beber. ¿Prisa por "doblar" las mesas?
Despues de servirnos una copa de blanco se llevaron la botella. Se me acabo el vino en la copa y paso un rato hasta que algun camarero se dio cuenta de que buscaba a alguien con la vista que me sirviera mas vino, despues de que algun otro me mirara y retirara la vista rapidamente sin darme tiempo a levantar la mano.
Los camareros no se paran en la mesa a escucharte cuando les hablas sino que siguen andando. Es un trasiego continuo de idas y venidas a veces improductivo.
Con los solomillos en la mesa, el tinto aun estaba en la bodega. Tuve que pedirlo despues de que algun camarero me quisiera hacer caso, lo cual a veces no es facil.
Pasaron 15 minutos desde que pedi a un camarero que queria un combinado hasta que llego Mario. Lo tuve que pedir dos veces al mismo camarero y por la cara que puso la segunda vez, creo que la primera se le habia olvidado.
En definitiva: existe un abismo entre lo que se ofrece por parte de David y Mario y la atencion del personal que tienen en la sala, o por lo menos del personal que hoy le tocaba estar alrededor de mi mesa. Cuidar estos detalles no requiere un gran esfuerzo, solo pequeñas dosis de profesionalidad.

Exceptuando estos detalles, la experiencia ha sido placentera y con seguridad repetiré.

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