Mar de Alborán Adolfo

Restaurante elegante, un comedor amplio acristalado que puede unirse a la terraza. La carta prometía más de lo que luego nos encontramos. Ensalada de bogavante, totalmente prescindible, llena de aguacate. Txangurro: muy bien preparado. De segundos unos chipirones que no estaban bien limpios, la tierra crujía. Colas de langostino con arroz negro, justita pero buen sabor. Lubina a la espalda, buena. La carta de vinos es muy corta, deberían incluir muchas más referencias: tomamos Codorniú Pinot Noir rosado, servido correctamente. El servicio fue correcto. Detalles de la casa: de entrantes cuatro mini-tapitas para cada comensal: un foie de ave, un crujiente de chorizo, membrillo con foie y una croqueta. De postre unas pastitas.

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