Algo corto en todos los aspectos

Me esperaba más de este restaurante del que había oído hablar y me habían recomendado. Local algo cargante, con sus animales colgando y eso, pero bueno, va a gustos. Remodelado y ampliado resulta cómodo aunque excesiva luz y mucho ruido. Tomamos algunos entrantes, bien ejecutados como el allipebre y choricitos del infierno y nos pusieron inicialmente un plato con embutido y después una morcilla de Segovia (curioso que después, sin decirte nada, te lo incluyen en la cuenta). Después todos pedimos el famoso cochinillo y, aunque sabroso, resultó decepcionante, por ser cantidad algo floja y venir acompañado simplemente con un plato de patatas que se pone en el centro. Buen precio del vino, un Contino, aunque el servicio mejorable, con la más que abundante manía de rellenar la copa antigua cuando se abre la segunda botella, en lugar de cambiar la copa o, al menos, esperar a que se vacíe, y además en la carta se indica de la añada 99 y luego te sirven del 2001 (si no van a respetar las añadas, mejor no indicarlo en la carta). Los postres...nada especial. La atención del servicio mejorable y el precio elevado para el resultado.

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