Magnífico cocido

Local decorado al estilo de estas franquicias, inspirándose en cervecerías de principios del siglo XX. Mesas de dos comensales algo pequeñas, aunque con una separación correcta.

La cocina es la típica en estos locales, basada en una multitud de raciones y tapas de buena calidad de realización. Pero lo que destaca aquí es su cocido madrileño ofrecido a diario por encargo. Se presenta en dos vuelcos, comenzando con unas deliciosas croquetas de ropa vieja para dar paso a una maravillosa sopa densa y sabrosa como pocas acompañada con cebolletas y guindillas. El compango está muy bien desgrasado y es muy sabroso, con unos garbanzos que son pura mantequilla, al igual que el morcillo y la gallina. Sin duda uno de los mejores que se ofrecen en Madrid. Poca complicación en los postres.

Carta de vinos ecléctica y sin sorpresas, aquí la cerveza es la reina. No obstante tenían un fresco y sabroso Fino Quinta que siempre resulta un perfecto acompañante para el cocido (ay si tuvieran una buena manzanilla en rama...). Servicio de mesas voluntarioso y simpático, sin cometer errores. Copas de vino adecuadas.

Un local más que añadir a los grandes del cocido madrileño con la ventaja de no tener que recurrir al incómodo doble turno instaurado en algunos de ellos (y de estar al lado de casa, vamos). Ración de cocido 15 euros y sales comido, cenado y contento. Para "cocidófagos".

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