Nos costó muchísimo reservar un restaurante entre Orio y Getaria para comer el famoso pescado a la parrilla, finalmente lo conseguimos en Iribar y después de la experiencia, volveríamos a reservar.

Nos ubicaron en el altillo, con motivos pesqueros, divisando el restaurante, pequeño y algo apretado, pero no así el altillo, con unas seis mesas bien colocadas y sin estrecheces.
Servicio amable, eficaz y enfocado al cliente, un ejemplo, ya llevábamos un par de días por Guipúzcoa en plan gastronómico, así que muertos de hambre, no estábamos, íbamos a tiro fijo al besugo, y no queríamos cargarnos con los primeros, teníamos un pulpo decidido, pero nos quedaban ganas de anchoas, la señora nos dijo, pedir el pulpo y como os veo cara de anchoa, ya os traeré un platito para empezar, que no nos cobraron.

Pulpo a la parrilla, con un pimentón a la miel, el pulpo en su punto, sobre una base de aceite, pimentón y toque de miel, que nos pareció innovador en un plato clásico y que resultó muy bueno.
Hay que decir también, que las anchoas estaban de muerte, no dejamos aceite en el plato.

El plato principal, lo comentado, un besugo a la parrilla, lo hacen fuera, a la entrada del restaurante, a la vista de los transeúntes.
Carnoso, suave, con un aceite y alguna cosa mas, que lo hacían muy sabroso. Disfrutamos con el besugo.

Un txakoli Elkano para beber.

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