Restaurante bonito de fuera, pero en el interior nos encontramos con otra cosa.
Menú de mediodia correcto con unas cantidades exajeradas. Mucho ruido y poco servicio (o lento) para tanta cantidad de gente.
En fin, vale la pena como restaurante de carretera, ya que en esta zona es dificil encontrar algo cerca de la autovia

Masía típica catalana que acoge múltiples salas, lo que le hace un poco ruidoso. Eso sí, siempre lleno hasta la bandera.

Comida que cuida mucho la materia prima, especialmente la carne (se dedican a la cría de avestruces). Civet de ciervo sublime (¡y eso que era fuera de temporada de caza!). Sin excesivos guiños creativos, pero bien elaborada. Tiene algún postre sorprendente. En su conjunto, muy recomendable.

Carta de vinos de la tierra que sorprende positivamente. Ahora bien, el tratamiento que se le da al vino puede mejorar. No defraudará.