Pequeño local para disfrutar de verdad.
Le han dado una renovación estética desde la otra vez que estuve (hace año y medio), mejorándolo.
Mejora igualmente la comida. Los platillos a cuál más bueno y sabroso.
Excelente servicio del vino, perfecto de temperatura, buenas copas y buenos consejos.
Por ponerle un pero no me gustó que te hagan compartir mesa con otros comensales. Éramos 4 y nos metieron a otra pareja en el extremo de la mesa. Os recomiendo pedir mesa de no compartir al hacer la reserva.
Encima el precio es muy correcto (unos 30€ por barba más vino)
Repetiré.

Restaurante cuidado e todo detalle, su diseño curioso pero sencillo, acojedor y tranquilo. el servicio personal y amigable, que entienden del producto, comida y selección de vinos. los platillos són buenos, de cocina de paises distintos y cuidada en la presentación, des de croquetas casolanas a makis, quesos, jamón ibérico, ensaladas, pescados , carnes, todo de peimera calidad, con un diseño y presentación que te llama a gritos .
un rincón agradable , bonito y con gusto. Las copas excelentes, variedad de tintos y blancos, y por botellas una gran variada selección, para todos los bolsillos. recomendable.

Este restaurante se divide en dos partes. Una a la vista nada más entrar, de diseño moderno y funcional. Y una segunda, escondida tras pasar la cocina donde encontramos una recoleta sala pensada para enófilos con las paredes forradas hasta el techo de botellas. El lugar tiene encanto a pesar de resultar un poco incómodo por sus reducidas dimensiones. No puedo opinar sobre la carta porque fuimos con nuestras propias botellas. La cocina está basada en pequeños platos de cocina creativa y divertida. Unos más logrados que otros. Me gustó mucho, por ejemplo, el huevo pochado con sobrasada y calabaza. También muy bueno el foie con chocolate. Servicio de sala muy agradable.

Pequeño restaurante, donde, con el pretexto de acompañar una buena y actual selección de vinos (servidos en botellas o por copas), se sirve una cocina en forma de platillos realmente excelente. Platos de factura moderna y ejecución ejemplar que componen una carta variada y extensa. El trato dado al vino es más que correcto. Lástima que el local sea pequeño y no se disponga de la intimidad y tranquilidad suficiente para degustar las maravillas que allí se ofrecen. Totalmente de acuerdo con JoanPena en que lo adecuado es ocupar totalmente la sala interior. Vale la pena ir, lo mejor, las mini-hamburguesas, los crujientes de queso con mermelada de tomate que sirven de postre (terribles !!) y el Aalto 1999 (impresionante). Volveré.

Es un lugar agradable y de buen trato. La carta de vinos es realmente extensa y la conservacion de los mismos impecable. La cristaleria muy correcta. La comida a modo de platillos pero muy buena. Lo mejor es poder reunir mínimo 10 personas y pedir la sala del fondo, es el paraiso. Una sala climatizada, y rodeados por unas estanterias llenas de diferentes vinos la verdad es que alegra la vista. Lugar interesante por la sala.