Se dice que éste es el mejor restaurante de Santiago.

¿Será?
De entrada, el principal diario chileno, El Mercurio, así lo ha calificado en 2004, 2005, 2006, y 2007. Su carta de vinos fue en 2006 la mejor del país, según la revista Descorchados (el WS chileno).
Yo puedo decir que el lugar parece, por fuera, una taquería de segunda categoría en Texas. Y por dentro, es apenas un poco mejor.
Pero eso de nada importa ante los mariscos. Los pescados. No me pregunten que eran porque no lo sé. Pero eran glo-ri-o-sos. En todo: sabor, frescura, presentación, imaginación. El filete en salsa bordelesa, aunque no me impresionó (nada me iba a impresionar luego del primer tiempo) estaba bastante bueno. Los postres, el café, el servicio, todo.
Pero el vino, señores. Una carta de vinos 99% chilena (había un descarriado argentino por ahí) intimidante pero de excelente organización. Esto no es un detalle menor: detesto una carta enciclopédica si no la puedo leer rápido y tomar decisiones pronto. Esta carta es, en toda justicia, de las mejor organizadas que he visto.
Copas Riedel en acorde al tipo de vino, la temperatura exacta, una joven sumiller que no se deja engañar ni pretende engañarme y que que conoce sus vinos y su comida.
Lo único malo: no iba con mi esposa e hijos, sino compartía mesa en una aburrida cena corporativa con 20 colegas.

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