Vistas espectaculares sobre el cantábrico

Hotel-restaurante en el cabo de peñas, literalmente al borde de un acantilado desde el que se divisa la inmensidad del mar. Las vistas son realmente impagables, pocos establecimientos se encuentran con un entorno tan privilegiado. Es comprensible que una ubicación así se refleje en parte en el precio de lo que comes; pero es que además aquí se come muy bien, con un producto de primerísima calidad y una cocina que lo mima y lo manipula dándole el punto justo de preparación.

El local cuenta con 8 mesas, en un comedor con ventanas al océano y toques azulados. Iluminación natural a la hora de comer. Mesas bien vestidas, con buena vajilla y cristaleria Schott. Para dos personas comimos lo siguiente:

-Almejas marinera (23€): una decena de almejas de muy buen tamaño, al punto de cocción con su salsa a base de cebolla, ajo y vino blanco. Espectaculares

-Arroz con Bogavante (28€X2): cazuela a la mesa, raciones abundantes de un arroz perfecto de punto, de fondo y con un señor bogavante troceado. De los mejores que he probado. No quedó ni un grano.

-Postre a compartir, torrijas con helado de avellana. Pecaminosas.

Para beber, agua y vino blanco Terras Gauda (18,50€).

Cafés en la terraza con vistas al mar, cortesía de la casa.

Total factura 110€. Merece la pena!!

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