Pues eso.........

Como estaba cerrado el restaurante que queríamos ir y queríamos volver a ver la Catedral y la Plaza de noche y dada la localización del restaurante fuimos aquí. Es el restaurante informal del Parador y su decoración es tipo regional con características de mesón. mesas muy juntas , no es un lugar especialmente comodo. Servilletas y cubremanteles de papel , con cristalería muy baja y cubertería y vajilla mediocre.
Tomamos empanada de carne (muy floja), ostras de arcade (no destacaban por su sabor), pulpo a feira ( el de mi mujer es infinitamente mejor)y zamburiñas al horno con cebollino y aceite. Aquí por lo menos acertamos. Plato muy bueno. Tanto es así que repetimos y nos tomamos otro.
De postre quesos gallegos sin mucho sabor e incluso con temperatura demasiado baja.
carta de vinos floja, muy floja , flojisima. Servicio del vino ni está ni se le espera. Tomamos un ribeiro Pazo do mar que me recomendó el camarero. Podia ser ese como podía haber sido otro.
Servicio de sala simpático , cordial y amable.
Pan rustico gallego bueno.
Cafe bueno, no excelente, pero bueno.
Bueno, estabamos de vacaciones, vimos la catedral y la plaza de noche sin prácticamente nadie más (se nota la crisis)y oimos un concierto genial de la tuna de derecho en los porticos . Ya se que puede sonar frikkie , pero serán cosas de la edad . Tocaban y cantaban genial y ademas tienen un desparpajo y una cara que no puede dejar de hacerte sonreir. Eso , las zamburiñas y la compañia salvaron la noche :-)
P.D En la mesa del al lado unos americanos tomamban un arroz de bogavante que parecia mas bien un arroz de rancho. No recomendaría a a nadie que tomara arroz aqui.