Triste es comentar que de nuevo otro restaurante se cierra.
El Tamboril ha sido un restaurante especial, antes Gargantua, y tras mas de cinco años en su andadura, me quedo con algunas entrañables veladas.

Hizo de todo por salir adelante, incluyo jazz un dia a la semana, organizo catas y fusiones con comida gallega o valenciana, reinvento su carta intentando no perder su esencia...

Ha tenido incondicionales, detractores y una parroquia fija, excelente, pero insuficiente para mantenerlo vivo tal cual quería ser tras todos estos años.

Ojalá alguien retome ese espacio, peculiar , especial y claramente favorecedor de esas largas y tranquilas veladas que merecen no caer en el olvido.

Mis mejores deseos para Alfonso y todo su equipo por lo que han aportado estos años

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