Interesante opcion

Visitamos este restaurante en el Eixample de Barcelona con buenas perspectivas que se vieron cumplidas en gran medida. Tiene una decoración discreta y elegante, que permite dedicarse a la comida sin demasiadas distracciones estéticas. La cristalería es Riedel, aunque no variaron demasiado el tipo de copas. En cambio la vajilla y la cubertería, muy elegantes, estaban a mas altura. Para ser un sábado al mediodía no estaba demasiado concurrido (apenas tres mesas), pero también ayudó a concentrarse en las platos a medida que nos fueron servidos por un personal atento y amable. A muy buen nivel las explicaciones del somelier, que ayudaron a disfrutar del vino y que contagiaban un saludable entusiasmo por el producto servido.
Y empecemos el relato de la comida: en primer lugar los aperitivos que consistieron en unas olivas con especias y unas piruletas de queso fresco rebozadas en kikos, bien sin mas. Seguidas de una cremita de esparragos con polvo de jamón, muy apetecible por la cremosidad aportada al producto.
El primero de los entrantes era un clásico de la casa, el Foie micuit con manzana a la vainilla, muy sutil y sabroso, con un toque crujiente aportado por una fina galleta. Demasiado escaso para lo bueno que estaba.Con el nos fue servido un vino excelente, un Cuveé Caroline, un riesling alsaciano del 2001, seco y potente, muy diferente a lo que se acostumbra en esa zona. Siguiendo con los entrantes, la ensalada de tomate con queso, piña, guacamole y anguila ahumada nos pareció una receta muy bien pensada, combinando diversas texturas y matices con gran maestría. Realzaba el plato un Alella fantástico, el Exeo 2012, un coupage de chardonnay con viognier, fresco, sutil y complejo. Para terminar este capítulo, el arroz con erizos de mar, berberechos y espárragos estaba realmente bueno, pero no demasiado sorprendente y quizás el arroz estaba un punto (solo un punto) por encima de la cocción deseada. El vino de este plato, el Taleia 2011 (un sauvignon blanco), una de las creaciones de Raul Bobet, nos había dejado, en otra ocasión, un mal sabor de boca. En cambio aquí nos pareció muy adecuado, mejorando la experiencia gustativa.
El pescado volvió a subir el nivel: una extraordinaria merluza rellena con picada de jamón, y una crema de sanfaina (con la berenjena y el pimiento por separado) y cava. El punto perfecto de la pieza estaba muy bien acompañada, de forma sencilla, pero realmente muy gustosa. Disfrutamos cada bocado, ayudados por la copa de Susana Sempre del 2012, Chardonnay y Premsal, uno de esos vinos blancos mallorquines que siempre nos sorprenden agradablemente por su sutileza y, en este caso, un ligero toque salino que le iba de perlas al plato. La carne era una costilla de cerdo deshuesada y confitada con cerezas, alcachofas y crema de patata violeta, que hubiera estado perfecto pero la plancha les jugó una mala pasada y quedaba algo seca. La Garnatxa 2011, un Terra Alta, dio la contundencia y sabor, así como la elegancia suficientes para olvidar esas deficiencias.
Inauguró los postres una magnífica macedonia de frutas, combinación acertadísima de diversos almibares, con contrastes dulce-ácido realmente sorprendentes. La sencillez convertida en arte. Un buen cava, un Millesime 2010, Chardonnay, no desmereció en absoluto.
En cambio, el otro clásico de la casa, los tres chocolates, me pareció una combinación un tanto aburrida y plana de chocolates, sin nada que se fuera de lo normal en restaurantes de menos categoría. Para terminar, unas gotas de Ximénez Spínola, destilado a partir de un vino de Jerez, no ayudó a que nos gustara este final.
En resumen, una comida que rayó a gran altura en algunos momentos, gracias a una apuesta por los productos de temporada y a combinaciones que, sin ser un alarde de la técnica culinaria, permitían su disfrute. Asimismo, el maridaje de los vinos estuvo a la altura esperada en estos casos. Algunos problemas en los puntos de un par de platos impiden dar una calificación sobresaliente a esta comida.

  1. #1

    JaviValencia

    Para mi siempre ha sido un referente en la Ciudad Condal. Frederic en cocina y Nacho en sala forman un equipo sólido. Frederic es un grandísimo chef. El maridaje propuesto por Nacho me parece excepcional. Seguro que cuando me deje caer por allí les hago una visita.

    Jordi, enhorabuena por la crónica y el disfrute.

    Un cordial saludo

    Javi

  2. #2

    Mtejido2000

    Excelente comentario, apuntado queda.

    Un saludo, Manuel.

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