He de decir que soy la típica friki que lee los comentarios al elegir un restaurante, y decidí no ir cuando leí los de este restaurante, pero mi pareja se emperro y allí fuimos, siempre te fías mas de lo malo que de lo bueno, las experiencias de los demás son tan validas como la mía pero he de decir que a mi me convenció. he de concordar con otras opiniones que he leído que los alrededores son increíbles, en medio de lo rural te encuentras un edificio modernito en pleno jardín de margaritas, por ahora me gusta, es verdad nos costo llegar y no te puedes fiar del gps pero ya íbamos sobre aviso, hicimos un par de llamadas al restaurante para llegar y nos guiaron hasta encontrarlo. La bienvenida fue muy natural, nada de artificios que no pegarían ni con cola, íbamos a comer no a que nos alabaran. Si vas a estos sitios es para dejarte llevar, no a exigir nada y por supuesto a tomar el menú largo y el vino que te aconsejen que para eso son los expertos, yo no voy al medico y le digo no mejor que ese tratamiento póngame este que me gusta mas, pues eso el vino gallego suave pero especial, lamento no acordarme del nombre, he de llamar para preguntarlo, es que no soy muy de vinos, soy mas de comida, los platos sencillo sin volteretas laterales ni fuegos artificiales, frescos y en todo momento sabias que estabas comiendo, diferenciabas cada ingrediente que combinaban perfectamente en la misma cucharada, y el postre esa lima, fresquita, intentare hacerla en casa pero no sera lo mismo. Por último nos acompanaron a un salón con unas vistas increíbles a la ria a fumar el pitillo y tomar el café en unos sillones perfectos para la siesta. En conclusión, me gusto, y como iba medio contrariada supero por mucho mis expectativas.