Imaginemos un local llamado "Sabor", pero que tienen flores de tela en urnas de cristal.
Con una carta absolutamente predecible (en ese momento, cerca de las 15, 25, nos pareció que habiendo reservado era más sensato quedarnos).
Es cierto que los precios no son altos, para estar en un centro de negocios, pero también es que el local estaba practicamente vacío (sólo una mesa), de los casi 100 cubiertos que tiene. Es cierto que la carta de vinos tiene al menos 60 referencias, pero son los que uno está absolutamente acostumbrado a ver,y nos decidimos por un Casa de las Especies, Yecla,2004. Vino más que interesante que elaboran desde Casa la Ermita en tierras yeclanas. 16€.
Comparimos una ensalada de ventrasca, con el pescado insípido mojado por balsámico, y unos escasos pimientos rojos. Unos raviolis de foie gras con crema queso. Eso es el colmo de lo retorcido. Raviolis prefabricados, con una lacteo sin sabor pero graso, y además casi fríos. Y para concluir una parrillada de ibérico, donde la presa, la pluma y el secreto habían recibido mucho más calor del necesario. ¡Saboooooor!, pero para no volver.
Si en un supuesto centro de negocios, que deben de preocuparse por que los trabajadores de nivel alto, puedan comer, desde luego, en este caso, no lo llevan muy claro en sus conceptos, pues la comida es pesada y no excesivamente saludable.
La cuenta final, 56€, que es algo más que un buen menú del día, pero algo menos que una comida en condiciones.
Eso sí, el único camarero del local más pendiente de la hora que del servicio. Como para cerrar el circulo, aunque sus manera eran realmente buenas. Una lástima. Bendita ciudad.

En un nuevo centro de negocios que se llama "Marla Center", el restaurante está decorado minimalista en tonos cebra y con bonitas lámparas de diseño.
Nos sirvieron de entradas jamón ibérico con queso parmesano, unas ensaladas con tomate y membrillo, mojama de atun y huevas, queso de cabra al horno con mermelada de tomate, todo muy bueno, luego nos sirvieron pescado y para compartir carne trinchada, todo de buena calidad. Para terminar un variado de postre donde destaca una especie de bomba de chocolate.
El vino, pedimos Muga y no tenían, lógicos contratiempos de empezar y finalmente tomamos Viña Ardanza, buen servicio de vino y buenas copas.