Su majestad el vino

Local hecho por y para el culto al vino. Se nota. Muchas de las paredes cubiertas con estanterías para las botellas, una barra larga hecha con cajas de madera de vino (me encantó), decenas de copas dispuestas de manera impecable tras la barra, cientos de referencias a disposición del cliente.... Y la presencia de Juan, alma mater del local que te recibe como quien acoge a alguien en su hogar: con un "bienvenidos" que esconde toda una declaración de intenciones (nos alegramos de tenerte aquí y vamos a hacer todo lo posible para que disfrutes en tu estancia).

Eelegimos el menú de fallas por 25 €: un aperitivo (bombón crujiente de rabo de toro y manitas de cerdo: bueno pero algo reseco; podría acompañarse con un pelín de la salsa que se supone que se desecha cuando se "estofa" el rabo de toro); selección de embutidos (chorizo, salchichón, lomo... Riquísimos, seleccionados concienzudamente. Este plato sustituía al tomate valenciano con ventresca que se acabó el día anterior); "esgarraet" valencià (pimiento, berengena... asados con algunos brotes tiernos: muy rico); arroz de rape y colas de ganba (sabroso, meloso pero suelto y todavía crujientillo... nos gustó); postre (bizcocho de zanahoria y calabaza, helados de chocolate blanco y negro, calabaza asada y sorbete de maracuyá: también bueno, tal vez demasiadas cosas. Servicio de pan durante toda la comida (somos de los que mojamos sin parar), aceite... La comida en general muy buena.

Acompañamos los primeros platos con una recomendación de Juan: Bin 36 Riesling 2005 (genial, con una temperatura ideal...) y con San Román 2006 el resto (no hace falta añadir nada más sobre este gran vino). Tampoco cabe extenderse más sobre el servicio del vino: un diez sin necesidad de recurrir a parafernalias ni puestas en escena.

Mención muy muy especial para el gran café que cerró la comida. Qué bueno!!!

Sobre el local, entorno, mobiliario, cubertería, mantelería... diré que todo ello me parece acogedor, funcional, agradable... Destacaría la buena acústica del local (estaba lleno, con conversaciones animosas, pero nadie molestaba a nadie). Sumando todo esto obtenemos un ambiente generalizado de bienestar y una sonrisa constante en las caras de clientes y servicio. Enhorabuena!

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar