Satisfechos

Buen restaurante éste de la capital maña. Cuando lei los comentarios tan favorables que sobre él se habían vertido en estas páginas no dudé que en las poco más de 24 horas que ibamos a pasar en Zaragoza había que reservarle sitio. El local es moderno y cómodo, con mucha luz y suave música de fondo, lo que hace que enseguida te encuentres a gusto. Pedimos el menú degustación (52€), que consistió en lo siguiente:
-Aperitivos: magdalena de tomate, vichyssoise y croquetita de jamón ibérico
-Foie con cacao y naranja
-Tartar de atún con crema de yogourt y pepino
-Vieira con tomate asado y mojo de albahaca
-Merluza de pincho con arroz verde
-Rulo de ternasco
-Sorbete de hierba luisa con granizado de naranja
-Helado frigo "Conde Drácula"
Aunque con altibajos, en conjunto nos pareció un menú degustación correcto, si bien los postres creo que no están a la altura. El primero de ellos es original y muy refrescante, pero el segundo, tras la sorpresa inicial de su presentación (se trata de una gelatina de coca cola, una mousse de fresa y un helado de vainilla, que ingeridos a la vez, recuerdan al sabor de los helados Drácula que de críos muchos hemos comido), enseguida resulta aburrido. Respecto al vino, tienen una carta poco extensa para un restaurante de su nivel, aunque hay bastante referencias interesantes. Elegimos un excelente Alto Moncayo 2007 (38€), vino que aunque no era el más apropiado para acompañar la comida, lo pedí nada más verlo. Con los postres pedí una copita de moscatel Care (se les había acabado el Capricho de Goya), servido muy frío y en copa del todo inadecuada, que me pareció bastante flojito. El personal que atiende el local es muy amable y desarrollan bien su cometido. Al café nos invitaron.