Y repito,...

Por suerte para mí he vuelto a cenar en este lugar que. Fui en un grupo de 23 personas y a pesar de la dificultad de lidiar con un número importante de comensales los profesionales supieron salir airosos.
Mesa perfectamente preparada, mantel de hilo, cubertería moderna y funcional, servicio del vino muy correcto con cambio de copa cuando la ocasión lo requería.
Comenzamos como aperitivo con una croqueta de queso manchego con cebolla caramelizada que estaba bien sin entusiasmar.
A continuación coca con tomate y jamón ibérico con gominolas de aceite arbequino. Interpretación moderna del pan con tomate y jamón: para chuparse los dedos.
Berberechos al vacío. Emplean esta técnica desde hace tiempo con excelentes resultados. El producto consigue sabores muy intensos.
Ravioli de pasta casera con un relleno parecido a la carne mechada: rico, rico.
Fideuá con almejas y sepia: plato a petición de uno de los asistentes, contundente y sabroso.
Corvina a la plancha sobre verduritas al vapor: en su punto.
El pan es uno de los fuertes de la casa, de producción propia: el de butifarra negra era riquísimo, el de all i pebre también, en general todos de nota, hay que tener cuidado porque si te encelas con el pan no llegas al postre.
Algún comensal pedía más y le hiceron un magret de pato que tenía excelente aspecto.
De postre tatin de manzana. Me tomé 2 raciones, con eso está todo dicho.
Con los cafés sus ya clásicos buñuelos de chocolate, una nueva puesta al día de un manjar de siempre: el chocolate con churros.
Las copas de sobremesa son otro de los puntos mejores: amplísima variedad de destilados de la mejor calidad y servidos en las copas adecuadas.
La atención de categoría: profesional pero cercana, sin poner tope de hora y atentos a las menores necesidades.
Yo pienso que en lo único que pueden mejorar es en la oferta de vinos, ya que a pesar de tener caldos interesantes de procedencias variadas, la variedad es algo corta, al menos un poco por debajo de la gran calidad del resto.

  1. #1

    Silvia Franconetti

    ¡Cómo me alegro de que hayas vuelto a disfrutar!

    Lo cierto es que Sirco sigue siendo una apuesta segura.

  2. #2

    Pepginé

    Cenamos juntos con Natxo.
    Excelentes los vinos, el postre, los complementos, el pan, el RAVIOLI...
    La fideuà, la como mejor en cualquier restaurante del serrallo.
    La croqueta, era más dura que mi alma.
    Nunca podré soportar la mezcla del jamón de verdad con otras cosas. A veces hasta me molesta el vino. Por supuesto, me ofenden las gominolas. La tostada es ridícula. Al buen jamón, solo pueden acompañarle el pulgar y el índice del comensal.
    Tomé una ginebra recomendada, que sabe a tomillo. Dios mio, con lo de ginebras premium y superpremium que allí tienen... Me chungaron el GT. Salí con el morro torcido...

  3. #3

    Nacho_G.F.

    en respuesta a Pepginé
    Ver mensaje de Pepginé

    Esto hace años se llamaba "el legítimo contraste de pareceres". Hoy se dice que para gustos los colores, pero creo que es muy bueno para el restaurante que vea que lo que a uno, yo, le puede encantar a otro, Pepginé, no le gusta nada.
    Mi whisky estaba estupendo, quizás eso influye en la opinión final de uno y otro.

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