Para celebrar una fiesta familiar me decanté por el Sirco, y la fiesta empieza en realidad muchos días antes, cuando quedas con ellos y comienzas a perfilar el menú, atendiendo a los gustos y preferencias/fobias de la persona que queríamos obsequiar. Nos enviaron una propuesta y después de varios correos y otra visita quedó todo concretado. ¿El resultado?: una cena inolvidable para todos, respetando los gustos de 7 comensales. Para empezar piruletas de pizza, a continuación una croqueta de jamón con salsa de piquillos. El primer plato principal unos huevos rotos "de los de toda la vida" que estaban para chuparse los dedos, completado con pasta fresca hecha en la casa con tres salsas: napolitana, de queso y pesto. Esta última es el mejor pesto que he probado jamás, lo que se entiende si sabes que la albahaca utilizada la cultivan allí mismo en unos maceteros. El segundo chuleta de buey al foie para unos y bacalao fresco sobre verduritas de lenta cocción para otros. De fin de fiesta una Sacher excepcional.
Mantel de hilo, cristalería y resto de menaje de diseño y gran calidad, varios tipos de panes de elaboración propia (cebolla, queso, integral,...). Si a todo esto le añades que la atención y ganas de agradar se salen de lo comùn y la situación del local, en Puerto Tàrraco sobre la dársena, es preciosa configuras una de las mejores ofertas gastronómicas que en mi opinión existe hoy en la ciudad. Sin duda la más novedosa y excitante con diferencia. Ojalá les vaya bien porque abrir caminos y arriesgarse siempre es difícil. Además creo que no mucha gente conoce su emplazamiento y modo de trabajar.
Me olvidaba, nos recomendaron un syrah de Santes Creus del cual sólo se hacen unos cientos de botellas que estaba muy rico.