Original, especial, diferente,...

Son adjetivos que pueden aplicarse a este local. Es un restaurante, pero no al uso, o al menos es muy diferente a todo lo que yo conocía. Para empezar no tiene carta, ni puedes ir allí sin previa reserva y haber acordado el menú con los responsables, fijando platos, vinos, precio y demás. Y las posibilidades son muchísimas, el límite es la imaginación culinaria y el bolsillo claro.
Fuimos unos cuantos de TàrracoVinum, la decoración es muy moderna y de gusto, confortable. El menaje en línea, y el servicio del vino de enorme calidad, con conocimiento y estilo en los múltiples tipos de copas que tienen. El tema les encanta y eso se nota enseguida.
Comenzamos con una piruleta de pizza, seguimos con una croqueta líquida de pollo de corral y empanadilla de sobrasada (lástima que sólo hubiera 1 de cada porque estaban riquísimas). A continuación carpaccio de magret de pato con salsa de yogur, combinación muy lograda, para rematar con tataki de salmón y luego presa ibérica. De postre helado de higo. Todo en raciones comedidas y con preciosa presentación. A una comensal no le gusta lo crudo, por lo que la invitaron a entrar a la cocina y concertar con el cocinero las alternativas.
El vino lo llevamos nosotros, por lo que de la carta no puedo hablar, sin embargo los expuestos a la entrada (todos en venta) reflejan una acertada selección, incluyendo dulces y vinos extranjeros, sobre todo alemanes.
el pan es de elaboración propia, con múltiples variedades a cual más buen y original: morcilla, pimentón,...
En resumen, pasamos un rato estupendo, cenamos muy bien, la atención profesional, cercana y muy amable.Estoy deseando volver.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Silvia Franconetti

    ¡Qué bien lo pasamos en esa cena! Lástima que la mala organización del Ayuntamiento y del Puerto de Tarragona nos jugara una mala pasada para llegar al restaurante, el año que viene Tarragona no tiene que quedar colapsada por los fuegos artificiales. La compañía ideal, aunque me hubiera gustado que hubieran estado el resto de los compañeros del club de cata. La comida estupenda, con sorpresas, como siempre. El trato exquisito y nos dio tiempo a algunos para comprar vino.

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