Fuimos un domingo al medio dia. El restaurante no estaba muy lleno, por lo tanto la atención del servicio fue agradable, explicando en cada plato de que se consistía, como estaba elaborado y lo que ellos recomendaban.
El entorno también me pareció agradable.
Pero en cuanto a las comidas, he de decir que nos decepcionó bastante.
Las patatas bravas de Yuca estaban duras. Es verdad que la Yuca puede quedar dura, pero se ha de saber cocinarla....
Al ser comida macrobiotica puede que los ingredientes sean algo exóticos, pero eso no quita que en un tamal colombiano no se puedan añadir más ingredientes que guisantes, zanahorias y algo de tofu! Ya os podéis imaginar lo soso que estaba el tamal...
Al ser un restaurante macrobiotico también espero que los ingredientes sean orgánicos, de lo que no dudo en cuanto a la comida. Pero presentarnos un té Kukicha por un precio de 2,50EUR la taza hecho con agua del grifo - eso es imperdonable. Y es agua del grifo, porque acostumbro tomar ese te en casa y no suele saber a cal.

El postre - ni fu ni fa. Se podía comer, pero nada del otro mundo.

Las cantidades la verdad que son abundantes y uno no se queda con hambre.
El vino excelente.

Aún así, no pienso repetir. Hay otros restaurantes de esta índole con mejor calidad y relación calidad-precio.

Buscábamos un lugar agradable y original y acabamos en Kimpira. El local es acogedor y el servicio muy agradable. Son atentos, pero no son pesados; te informan si tú quieres acerca de la elaboración de sus recetas, hechas con seitán, tofu, algas, etc. Como entrantes pedimos patés vegetales y chips de algas y como platos principales Pastel de tofu con puerros y Brochetas de seitan, ambos acompañados de unos moldes de arroz muy sabrosos y elaborados. Todo resultó excelente. No pudimos pedir postre, debido a que no podiamos más. Estabamos saciados. Todo, unos 55 euros (con un par de copas de vino y agua). Calidad precio fantástica.