Me gustó el comentario de eixample sobre este local, así que allí nos plantamos. Nos tomamos unos vinos con unos pinchitos en esta miniterraza abarrotada, la calle es estrecha y hay mesas (es un decir, algunas parecen taburetes) a uno y otro lado, así que cuando pasan coches hay que tener cuidado con los pies. Ambiente agradable para una noche cálida, es un lugar para disfrutar el vino.
Un local curioso, local por llamarlo de alguna manera, porque se cena en la calle con sillas pegadas a la pared y mirando hacia la calle, poniéndote unos banquitos delante para poder colocar el vino y los platos. La carta de vinos muy amplia, con servicio por copas y botellas, y los platos generalmente embutidos y quesos típicos de portugal. Algún plato caliente bien preparado, como el secreto, que lo traen del restaurante que tienen justo enfrente. El servicio del vino muy bueno, con copas que, aunque mejorables, son correctas y de lo mejor que nos encontramos en Portugal. Algo que no hay que dejar pasar si vas a Lisboa.
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