Recomendable, le seguiremos la pista

Cena para dos con el menú cerrado mediante una reserva hecha a través de la página del tenedor. Restaurante sobrio, lineal pero la decoración te deja la sensación de vacío que sólo puede asestar el minimalismo.

Para empezar una caña, bien tirada, para lo que se puede llegar a ver en esta ciudad lo suficientemente calurosa como para merecer un mejor trato ante el bendito grifo del oro líquido. El menú consistía en cinco platos y un postre, todos los platos para compartir excepto el último. La comida la bañamos con un Gran Colegiata Roble, de Toro, buen vino y una muy buena opción dentro de una carta corta.

En primer lugar el almogrote gomero, como canario tengo que decir que se trata de una muy buena adaptación al paladar continental de esta delicia, el original es un poco más picante y con un sabor a queso mucho más pronunciado, en definitiva buena elaboración. De segundo el carpaccio, a mi personalmente me pareció rico y las migas le daban un toque muy agradable. Para continuar el atún, con una salsa de aguacate y un curry de albaricoque, bien, el curry maravilloso. Como último plato a compartir el bacalao cocinado al vacío, muy bien, el punto adecuado y la salsa sabrosa. Para terminar solomillo de cerdo en su punto. El postre era como una especie de natilla algo más líquida, si no recuerdo mal de vainilla y caramelo. Para acompañar el solomillo, tomamos una copa de Monte Castrillo cada uno, a una de ellas nos invitaron por no tener una primera elección. Café y Poleo.

En definitiva un buen sitio, aparentemente sin peros, sin embargo hay algo que no me llenó del todo, es como si todo estuviera bueno pero nada espectacular, pero no llega tampoco a dejar un mal sabor de boca, al contrario, ganas de volver para ser espectadores de la evolución de este establecimiento que, si no se tuerce, promete. Dentro del apartado de pegas está el no haber cambiado los platos entre entrante y entrante, una carta muy corta de vinos en la que además no tienen todas las referencias, no tenían anís para tocar el poleo. Pocas pegas.

Volveré a probar las nuevas creaciones de Paco, seguro que ninguna defraudará, se le nota el cariño con el que trabaja y eso al final triunfa, cocina honrada sin sobresaltos en la cuenta y buena materia prima.

Como curiosidad les indico que eventualmente Paco celebra cenas de comida típica canaria con un toque moderno, en la página web se informa de las fechas de las mismas, a la próxima seguro que no faltaré. También tiene comida para llevar, pero creo que es injusto llamarlo así, realmente es comida por encargo, que se hace expresamente bajo pedido. Una muy interesante propuesta si queremos completar una cena con amigos en casa.

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