Sin duda, lo que más destaca de este restaurante son sus magníficas vistas

Sin duda, lo que más destaca de este restaurante son sus magníficas vistas. Bien acompañadas por un tradicional bollit de peix (pescado de roca guisado, servido primero, y después un arroz, medio dedo, excelente punto y sabor). Carta de vinos corta, circunscrita a los tradicionales riojas y riberas. Cristalería normalita. Decoración rústica, mantelería limpia y aseada, y atención puntual y amable. De primero tomamos unos sabrosos mejillones "Es boldadó". Sobra decir que si se encarga bollit de peix no hace falta pedir entrantes, pero bueno... Obviando los postres, fuimos directos al café caleta (3,50 por persona). Una bomba de sabor y azúcar. Sin abusar, 40 euros por persona. Recomendable.