Me esperaba bastante más de este local a tenor de las opiniones vertidas. No obstante, es posible que vuelva para darle otra oportunidad, pues se come medianamente bien a precios correctos. Elegimos, para compartir entre dos personas, ensalada templada de manos de cerdo con cigala (buena la cigala, pero el cerdo estaba insípido), saquitos de morcilla con crema de alubias y gindilla (presentación original y excelente resultado), taco de bacalao (aceptable) y rabo de vacuno al vino tinto (la carne estaba muy tierna, como debe ser, pero apenas había adquirido los sabores de la salsa, por lo que resultaba bastante insípida). De postres cilindro de chocolate (bastante bueno) y canutillos de melocotón rellenos de mouse de queso (no me gustó por el excesivo sabor a queso), ambos con muy buena presentación. Respecto a las raciones, el riesgo de irse con hambre no existe, pues son más que generosas. La carta de vinos, centrada en Rioja, es corta, pero tiene cosas interesantes. No incluyen las añadas, y en el servicio del vino la botella no se te muestra antes de proceder a la apertura, al menos eso es lo que ocurrió en nuestro caso.

Bonito restaurante apartado de todo tipo de aglomeraciones, en un enclave precioso a 2 KM de Laguardia. Elegimos el menú degustación, 5 platos más postre. Todos los platos muy buenos ( destaco el bacalao, lomo de vaca y las manitas de cordero con cigala ). Servicio atento en todo momento y carta de vinos suficiente y no sólo limitada a Rioja aunque sí en su mayoría como es lógico. La carta en sí es una botella de vino donde vienen escritas todas las referencias disponibles sobre una pegatina. Muy original. Precio razonable. Menú degustación 33 € + iva + vino. Volveremos

Platos tradicionales con un toque justo de modernidad. Huevos fritos con pimientos, pichón, rabo de toro, o raviolis con un ligero toque de guindillas. En fin cualquier plato que se pida supone un acierto. Los postres también en la linea aunque quizás algo menos originales.
Una buena selección de vinos presentados de manera original sobre una botella. Además nos recomendaron un Ostatu Crianza que era excelente a un precio muy razonable (15 €).
El servicio muy atento y familiar nos hizo sentir como en casa y por si todo esto no fuera poco la RCP es inmejorable. Desde luego el restaurante de Héctor merece el desplazamiento hasta Páganos.