No está mal si sabes a lo que vas.

Visita al restaurante con un poco de reticencia. El lugar por la noche es bonito y original. Nos ofrecen cenar en la terraza (está lleno), y toda la decoración es ecléctica, sillas diferentes, mesas extrañas, en fin...

Preguntamos por la carta y nos dicen que no hay, que miremos las pizarras. Oferta escasa, algunas tapas y platos de carne (no hay pescado).

No nos complicamos la vida y compartimos unos huevos estrellados, patatas bravas, unos raviolis de idiazabal y unas croquetas. Correcto todo menos los huevos estrellados con chistorra, que dejaban de desear (por más que digan que son de payés, vete tu a saber). En fin, pasamos a los segundos, cuatro platos de carne, nada más. Poca oferta, pero vamos a lo que nos recomiendan, el chuletón para compartir. Realmente bueno, en su punto, muy jugoso.

No saltamos los postres ya que no hay nada que nos convenza. Bebemos cava Bertha (de vino y cava si que hay carta).

Sin postres ni café, 35 euros por persona. No es caro pero tampoco barato viendo que los primeros son platos de "tasca" con materia prima baratísima.

Luego puedes tomar copas en el jardín con jazz de fondo (mejor cenar bien e ir a tomar copas), que ya puestos no son baratas, 10 euros.

No fue un desastre pero tampoco lo recomiendo, les salvo la carne que para mi fue muy buena. Lugar más para que te vean y ser visto que para comer.

No es mi estilo.

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