Restaurante El Rincón del Puerto en Ibiza
Restaurante El Rincón del Puerto
País:
España
Provincia:
Localidad:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
31 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
6.3
Precio medio entorno ENTORNO
5.7
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de El Rincón del Puerto
OPINIONES
3

A mediodía comimos ya muy tarde. Nos “largamos de calas” todavía más tarde y permanecimos en la playa hasta que se puso el sol como sólo se pone en Ibiza. Luego coche hasta nuestro alojamiento, una única ducha para todos… Conclusión: a cenar bien pasadas las doce. Y, aunque en la isla no hay problema en encontrar sitios para sentarse a esas horas, preferimos no arriesgar e ir dónde sabíamos que nos recibirían bien y nos atenderían sin prisas y con la sonrisa en la boca (su cocina cierra a las tres de la madrugada): el rincón del Puerto.

Hacía varios años que no me pasaba por el local. Cruzo la puerta y lo encuentro todo igual. Eso, sinceramente, no sé si es bueno o malo. Los “gastro-chalados” siempre andamos a la caza y captura de nuevas experiencias, de algo que nos sorprenda, de platos, presentaciones y sabores rompedores… Pero somos también gente que valoramos el arraigo, la opción clara por un estilo, por una carta, por un plato… Siempre he dicho que el maestro Sabina se equivoca cuando canta aquello de “al lugar donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver”. A mí me encanta volver allí donde lo he pasado bien, donde han transcurrido grandes veladas y encontrarme, por ejemplo, a Paquita, la “jefa”, ahora menos activa que hace unos años, la misma decoración rústica de este sitio, la pizarra enorme que hace las funciones de carta, la gran bola de parmesano donde se terminan esos tagliatelle…

Una vez en la mesas nos obsequian con un aperitivo de cortesía compuesto de una miniensalada de pimiento, pepino y otras verduras con una vinagreta muy acertada Y, para no romper con ese encanto de la tradición, me pido los dos platos habituales que, además están de la muerte: Mejillones bueniiiiissssimos (así reza la carta) y los tagliatelle al parmesano. Los primeros son una generosa ración del molusco en cuestión servidos en cazuela de barro y con una rica salsa de cebolla, pimentón, orégano, laurel… No sé. Muy, muy buena, con un punto de picante no apto para todos los públicos pero que a nosotros nos encanta. El segundo es uno de los reclamos del local. Llegan a la mesa los tagliatelle recién hervidos en la cocina. En una mesa auxiliar descansa una gran bola de queso parmesano partida por la mitad. El personal, ayudándose de una cuchilla, rasca el queso extrayendo una buena cantidad de él. La pasta se vierte en la bola y se mezcla toda ella con el queso rayado. De ahí ya se emplata para cada comensal. ¿Show? Puede que sí, pero con un resultado excelente. Mmmm. Para ayudar a otros posibles clientes comentar que la carta no es muy larga pero hay otras propuestas de entrantes (5 o 6), pastas (otras 3 al menos – la lasagna estaba muy rica), carnes y pescados (un par de cada).

Acompañamos la cena con sangría y, por tanto, no puntuaré el servicio del vino. La carta está bien nutrida con referencias a las que se les da salida y alguna que otra exclusivista (como en muchos locales de la isla). Los precios mucho más hinchados que en locales similares en la Península, sin duda.

Al final no podemos decir que se trate de un sitio barato, pero se paga a gusto la cuenta pues se come muy bien y el trato recibido es muy correcto. Prueba de ello es que percibí que gran parte de los comensales eran clientes habituales (estacionales, supongo). Sólo consiguió amargarnos la velada un comensal extranjero de una mesa adyacente que se pasó toda la noche dando voces y haciendo aspavientos. No sé si en esta situación el personal debe intervenir y rogar al susodicho que modere su volumen. Por lo demás, tutto benne!

No coincido en absoluto con el comentario anterior, seguramente tuvo más suerte que yo.
Estoy de acuerdo con la escasez de sitio entre las mesas, mi silla tocaba con la del que tenía detrás y con el precio elevado de los vinos, que es una tónica general de la isla de Ibiza, se triplican los precios en muchos casos.
Con respecto a la carta, escrita en una pizarra (les parecerá divertido), sin ningún interés para nosotros, ensaladas, pasta, carnes y pescado. Por no levantarnos y marcharnos del local tuvimos que elegir lo que menos nos disgustaba para cenar, una ensalada de judias verdes (14 euros) un bocado Rincón, que era una crep rellena de queso, cortada formando rollos y sumergida en bechamel (12 euros) un único segundo plato de bacalao (16 euros) dos cañas minúsculas (le calculo 12 cl, algo así como medio quinto) y un Sierra Cantabria cosecha que salió caliente y pedimos que nos enfriaran, con una funda del congelador. Lo curioso es que tienen cava de vinos pero con la puerta abierta, seguramente no funciona.
Lamento que la valoración del comentario anterior me hiciera ir confiado a este restaurante del que salí defraudado.
El trato del personal muy "amigable", el camarero que nos atendió, de la edad aproximada de mi hijo, nos decía "chicos ¿que tal va?"
Lamento el comentario pero salí cabreado, jamas este restaurante debió tener un 8'1, según mi opinión.

Siempre que voy a la isla me paso por el rincón y siempre me queda la sensación de no haber sido engañado en la zona más transitada de la isla donde ya cuentas con que "te la van a clavar" ya sea en cuanto al precio final de la cuenta o en la calidad de la comida. Aquí no. Cocina más que correcta con mención especial para los mejillones buenísimos (así se muestran en la carta), las pastas, pescados, carnes... Todo, en definiiva, aunque aconsejo la tagliatelli con parmesano sólo por ver la manera de servirlo (se mezclan con el queso vertiéndolos en el interior del mismo). También digno de ver la facilidad y perfección con la que emplataron una dorada a la sal.

El servicio del vino es más que notable (no le doy el sobresaliente por los precios un pelín altos). Carta extensa, vinos a temperatura correcta, sirven en la copa... El servicio en general es eficaz y agradable con el cliente. La última vez no vi a Paquita, persona que rige el local con simpatia y eficiencia.

El restaurante carece de terraza. Hay dos comedores interiores, uno en cada planta. El de arriba es para fumadores. La decoración es agradable mezclando varios estilos pero la separación entre las mesas es más bien escasa.

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