Un improvisado menú degustación

Local agradable con la simpatía del personal como primera impresión que se prolongará durante toda la cena. La separación de las mesas adecuada y el coperio y vajillas correctos. Para empezar la casa nos convida a unas cervezas y una crema de piquillos mientras decidimos lo que pedir. Nuestra intención era pedir dos entrantes y un plato por comensal, eramos dos, pero nos sugirieron que en lugar de poner los platos al centro nos sirvieran medias raciones de cada uno de ellos. Finalmente pedimos terrina de micuit con crema de manzana y cebolla confitada (buena), fritura de rape con ajos tiernmos y miel (muy buena), filet de vedella gratinat con queso de cabra (muy bueno) y steak tartar (bueno). El nivel de la cocina alto en cada una de sus elaboraciones, acompañado de una excelente materia prima y una agradable profesionalidad del servicio que m arcó los tiempos entre platos a la perfección. Todo ello regado con Gall Vermell, una interesante recomendación que nos alegró la noche con este singular vino mallorquin. Para terminar un cafe y un cortado. Nos saltamos los postres por habernos pasado con la comida y porque no atraian tanto como la carta, tenuiendo un toque mas clásico.

Para terminar comentar la excelente relación calidad precio.

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