Estay

Hacia tiempo que no volvíamos. Sigue adoleciendo de tener un grupo de mesas sin mantel, que se echa de menos, y el servicio es un tanto apresurado e inconstante, pero las tapas mercen la pena. La cucharada de foie, bien, los pinchos de tortilla muy buenos, correcto el jamón, rabas bien, presa ibérica con queso de cabra, bien, croquetas de hongos muy buenas, croquetas de jamón buenas, berenjenas rellenas muy correctas. La carta es muy amplia, pero las raciones son muy justas, 'tapitas' diría yo, con lo cual si no se quieren quedar con hambre hay que pedir bastante.

Regamos todo esto con un Juve Camps Rosé (13 euros) y un Ramón Bilbao crianza 2006 (16 euros). Predominio de riojas y riberas en la oferta de vinos.

Probé un postre riquísimo: el trio de chocolates. En madrid, en plan de pinchos/tapas de forma informal y, teniendo en cuenta la zona donde está ubicado, precio respetable.