Céntrico, coqueto y con una buena propuesta gastronómica

Poco que añadir a los comentarios anteriores de Paco Higón sobre este restaurante, ya que fuimos juntos a cenar el pasado martes. No obstante, sí que destacaría el interés y profesionalidad de sus nuevos propietarios, que apenas llevan desde el mes de julio de 2012 regentando el local (por lo que los anteriores comentarios a esa fecha no son el reflejo de la nueva propiedad).

Me gustó el que, a pesar de que la carta de vinos es relativamente corta, los vinos estuvieran bien seleccionados y que una gran parte de ellos se pudieran tomar por copas y a buen precio. Tomamos una copa de albariño con el aperitivo y, para cenar, una botella de Carradueñas 2011, un vino de Cigales con cuatro meses de barrica bastante rico.

Respecto a la comida, buena materia prima con mucha rotación de producto. Creo que comentaron tener un menú de trabajo para la hora de la comida sobre los 12 euros que, conociendo la oferta de platos, me pareció de una gran relación calidad/precio. De lo que tomamos para cenar, muy bueno el pulpo, el jamón recién cortado y el bacalao.

En resumen, cocina de mercado, con buena materia prima y muy honesta en un local pequeño y decoración romántica, bien localizado en el centro de Madrid. Y, muy importante, con una propuesta de descuento del 30% sobre los precios de carta si se toma una entrada, un plato principal y un postre que, para los tiempos que corren, es muy importante tenerlo en cuenta. Me apunto en la agenda volver en mi próximo viaje a Madrid

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