Un buen clásico

Restaurante de decoración clásica, buen servicio muy profesional, bien tema de cubiertos, copas, cambio de platos, rapidez de servicio. Local bastante lleno si bien la proximidad del palacio de congresos en actividad lo condicionó.

Carta de vinos escueta con varios fallos en la petición no avisados previamente. Precios al uso habitual.
Tomamos Ambar 1900 para refrescar mientras leíamos las cartas. Seguimos con alguna copa suelta de un verdejo de Marques de Riscal mientras llegaban los primeros. Seguimos con una botella de Tres Picos 2011 muy interesante pero que no llegó al final de la comida de los seis; lamentablemente no pudimos subir escalon con vinos de la zona, con lo que nos fuimos al clasicismo de una botella de Roda reserva 2008 muy bueno.

En la carta de comidas y como ya se ha explicado hay muchas opciones interesantes para comida de trabajo, menús fijos, posibles combinaciones de medias raciones. Buena labor de captación de clientes. No hubo acuerdo y fuimos a carta.
Al centro: croquetas de bacon la verdad es que muy bien de sabor aunque el nombre tira para atrás. Muy buen jamón de Jabugo. Estupendo foie de pato macerado con Oporto y gelatina de cava y compota de melocotón: muy buen plato en presentación y sabor. Ensalada templada con cigalitas y vinagreta.
En principales ganó el bacalao al pill-pill y la verdad es que estaba muy rico, buena ración y buena materia prima.
Postres muy buenas opciones: tarta de manzana templada caramelizada con helado de canela. Turron con helado de té. Queso con miel y teja crujiente de naranja y almendras. Mousse de café y dos chocolates, coulis de frambuesa y helado de vainilla. Teja de canela con espuma de melocotón y helado de pedro ximenez. Todos apetecibles y bien elaborados.
Cafés y algún chupito de orujos. Opté por un suave px: Zoilo.