Otos, rodeado de viñedos, olivares y almendros, tiene entre otros
Otos, rodeado de viñedos, olivares y almendros, tiene entre otros atractivos, una curiosa atracción turística que consiste en realizar una ruta por el pueblo visitando los numerosos relojes de sol. Restaurante situado en el interior de una casa rural, con decoración rústica y una amplia terraza.
La carta es corta y ofrece fundamentalmente una cocina que podríamos denominar casera. Su especialidad es el arroz al horno. En el apartado de postres conviven algunos de corte casero, con otros, de la cada vez más habitual, repostería congelada. El servicio es atento y dispuesto. La vajilla y cubertería funcional.
La carta de vinos es muy corta con referencias básicamente de bodegas próximas. La cristalería es mala y de tamaño inadecuado.
Tomamos: albóndigas de bacalao (muy buenas), y ensaladilla casera. Un buen arroz al horno que maridamos con un Rosa Rosae. De postre: helado de queso con frutas del bosque (industrial) y piña con reducción de azafrán (muy original), un café y una infusión de tomillo, todo ello por 35 euros. Sin pretensiones pero recomendable.