Merecida estrella Michelin

Mi cuarta visita, con las expectativas confirmadas. Decididamente se pueden hacer las cosas bien si toda innovación se basa no sólo en el talento, sino en una sólida base profesional. Excelentes los aperitivos (excelsa la tosta de triple cocción con cebolla confitada, butifarra de sangre, allioli ligero y aceite al perfume de vainilla). El bloody-mary a la espuma de Parmigiano es más discutible (exceso de Tabasco), así como la deconstrucción del mi-cuit a la gelée de Sauternes (para nada mejora el original). Extraordinaria la suprema de cochinillo con Suzette de mandarina. Eché en falta una mayor implicación creativa en los postres y una bodega más equilibrada y razonada: en todo caso, mi Castell del Remei 1780 (D.O. Costers del Segre) de 2004 fue una óptima elección. El lugar necesita una revisión: acogedor, pero un punto frío y ruidoso. El servicio es amable y correcto, pero discrepo del comentario anterior por lo que respecta al jefe de sala. Aviso para navegantes por el Pallars Sobirà: no den cuerda al maitre del Fogony, porque a poco que le tiren de la lengua resultará más plasta que la guía telefónica en sánscrito.

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