Local de reducidas dimensiones donde es imprescindible reservar. Decoración sencilla y clásica con los cuadros de la cocinera, Valentina, colgados en la pared.
Carta basada en entrantes marineros como la sepia rebozada, bastante buena, o unas exquisitas tellinas. Arroces por encargo, en nuestro caso un arroz marinero con un correcto punto de cocción y buen sabor.
Carta de vinos escueta pero con alguna referencia interesante. Copas para olvidar y servicio distendido, poco profesional pero muy eficiente y siempre atento.
Una buena opción si estás por la zona.
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