Al mediodía y por la noche

Fui por la noche una semana antes - jardín, espléndido poder cenar en Barcelona a semi-aire libre y sin ruidos, pero sigue convenciéndome más al mediodía, que es como creo que se distruta más este restaurante, tanto por el entorno como por la carta.

La valoración se refiere al pasado sábado mediodía, que es el más reciente. Fuimos cuatro personas. Los platos que más gustaron fueron unos fideos al wok y en mi caso me sorprendieron unos canelones de espinacas. Muy bien elaborados, sabrosos y con una bonita presentación con un "colchón" de hojas de espinacas fritas/caramelizadas sobre el canelón.

Los platos "típicos" de la casa no defraudan, como el carpaccio con foie o el steak tartare. Al respecto, me ratifico en la última valoración, y es que el timbal de patatas ya no es lo mismo, al comprobar en la visita nocturna, que este precocinado que le hacen no le senta nada bien y pierde mucho.

Mención especial al servicio de pan, con 4-5 tipo diferentes de panecillos.

El servicio bien. Muy atento (por la noche con más ganas que eficiencia).
En concreto el servicio del vino sobresaliente, con recomendación de los dos vinos de Castell d'Encus, atentos a las copas para rellenarlas (Schott Wiesel esta vez, diferentes para cada vino). El precio muy ajustado: €24 para un vino de €18 en tienda.

El precio por comensal, en la media de este restaurante, que siempre se mueve alrededor de los 50-55. El precio incluye los 2 platos/pax, vino, aguas, cafés y 3 postres. Bien.

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