Pequeño restaurante en Vilassar de Mar, cerca del centro. Tiene pocas mesas, con lo que se debe reservar. Cuando llegamos estaba casi lleno de gente del pueblo (buena señal), sobre todo familias y gente mayor (otra buena señal), el local es muy sencillo y la decoración muy básica. Está atendido por un matrimonio, o sea dos personas, lo que indica que en algunos momentos pueden tardar en servirte. La carta de vinos y cavas es muy limitada, pero los precios están más que bien.
Os recomiendo que preguntéis si tienen otra cosa que no esté en la carta, tanto de comida como de bebida, y a lo mejor os lleváis una sorpresa.
Los canelones de pescado, son los mejores que he probado, y el pescadito, chipirón, mejillones, etc., estaban super frescos (buenísimos).
Lo comimos todo con un cava Signat 5 estrellas, que estaba riquísimo, suerte que nos dió por preguntar, por que este cava no estaba en la carta.
El servicio de vinos es muy limitado, pero lo compensa el no sentirte estafado y pagar menos de lo que considerarías justo por una excelente comida.

Restaurante muy familiar de menú económico los mediodías, pero dispone también de una carta de cocina de mercado donde destacan distintas elaboraciones de bacalao. A mi modo de ver, la relación calidad-precio es extraordinaria y el servicio es muy cercano y de trato muy familiar.
Más que correcta carta de vinos con refrigerador para tintos.
Nosotros nos dejamos recomendar por el propietario (un saludo para el sr. Joaquín y su mujer, muy atentos) y nos sorprendió con un cava Brut Nature Miquel Pons que nos pareció exquisito al paladar y a un precio increíble!
Está situado en el casco antiguo del bonito pueblo de Vilassar de Mar, en un entorno agradable e idóneo para el paseo.
Buen trato, buena comida, buena bebida, buen precio y buen entorno. Qué más se puede pedir!
Por supuesto, volveremos.