Local de reducidas dimensiones con sillas y mesas bajas y taburetes para sentarse en la barra.
La oferta gastronómica es sencilla, montaditos, algunos carpaccios y algunos postres, pero el resultado es muy bueno. Toda la selección de montaditos es buena, algunos más originales que otros pero de gran calidad y buen tamaño. Los carpaccios aceptables, bien presentados y los postres correctos, pedimos coulant de chocolate.
La carta de vinos es escueta pero bien seleccionada, con algunos vinos por copas. Lo malo es que no tienen copas, solo vasos chatos que desmerecen el vino.
El precio muy ajustado, alrededor de 20€ con vino (Prado Rey Roble), 4 montaditos por cabeza, un carpaccio y dos postres para compartir. Lo bueno de esta zona es que es frecuentada por estudiantes y siempre los precios son comedidos.