Lo mejorcito que se puede encontrar en Salamanca

Cerca de la plaza mayor, al fondo de una bonita plazoleta, pero en una calle un poco « triste ». La fachada no llama mucho la atención, pero como fuimos recomendados, no dudamos en entrar. (Por suerte) El comedor es pequeño pero muy coqueto, con unos cuadros preciosos. La decoración muy agradable, y los adornos de navidad sin agobiar. La mesa tiene un buen servicio, y la carta esta muy bien organizada. La oferta de vinos es amplia para ser un sitio tan pequeño, y se agradece la pequeña ficha de cata de cada vino. El servicio es muy profesional y nos trataron con mucha amabilidad, se nota que la señora es la propietaria.
Compartimos una riquísima muse de queso de cabra con mermelada de tomates, y unas salchichas crujientes de faisán con castañas, muy buenas. Presentaron cada uno en 2 platos en vez de ponerlo en el medio, bonito detalle. Después mi pareja pidió una hamburguesa de corzo, con salsa de trufas, espectacular, mientras yo me decanté por la liebre a la pimienta, buenísima. Vino: Finca sobreño reserva familiar ´03. De postre compartimos una tarta de chocolate, inmejorable; y un tatin de manzana, este ultimo algo menos rico de lo esperado.
Este restaurante es de lo mejorcito que se puede encontrar en Salamanca, sobre todo si se quiere salir del bullicio de las calles turísticas, y los precios muy aceptables.

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