Fin de semana en Madrid, viernes noche, quedamos en esta taberna con el amigo Eugenio y señora, local hasta los topes.
Con un poco de suerte y unas gestiones de Eugenio, conseguimos mesa en el pequeño comedor de que dispone, decoracion sencilla, botellas y cajas de vino por todos lados, cuadros con las zonas vinicolas mas representativas de Francia, mesas bien vestidas, con una correcta separación, vajilla y cuberteria de calidad y cristaleria Riedel.
En cuanto a la comida, dejamos hacer a Miguel y que nos saque lo que a él le parezca.
De aperitivo, una lata de mejillones de conservas Franco con unas patatas fritas, enormes mejillones de gran calidad y sabor.
Para compartir nos sacó varios platos a modo de menú degustación:
-Salmorejo con virutas de iberico, de los mejores que he probado, eso sí, a 15 eurazos.
-Boletus a la plancha con yema de huevo de corral, puro sabor y finura. 21€.
-Ensalada de tomate Raff, jamon iberico y lascas de parmesano, que tomate señores, muy buena. 12€.
-Tartar de dorada con angulas y huevas de trucha, antologico. 30€.
-Entrecot de ternera de la Sierra de Guadarrama, perfecto de punto y de sabor, una de las mejores carnes que he probado, se acompañó de patatas fritas cortadas en daditos. 25€.
-Degustacion de postres, tarta de queso, de chocolate, bizcocho borracho y helado de yogurt, todos a muy buen nivel. 15€.
En el apartado de vinos no pude ver la carta, ya que directamente nos llevaron a la bodega donde poder campar a nuestras anchas, enorme cantidad y variedad de vinos donde poder satisfacer a los paladares y bolsillos mas exigentes. Para la ocasión, optamos por un excelente champagne, Bernard Brémont Millesimé 2002, una rareza del Jura, Ganevat Cuvée Prestige y para mi el sorpresón de la noche, Peña Caballera 09, finisima garnacha madrileña.
Servicio impecable, cambio de copas, cubitera, etc...
En definitiva, producto de primerisima calidad tratado a la perfeccion y con excelentes vinos, poco mas se puede pedir.
Sin duda, una velada inolvidable.