Laredo era uno de los locales que queríamos probar en nuestra visita a Madrid. Esta claro que este restaurante/taberna esta de moda, completamente lleno, la zona de tapas y la zona del restaurante, incluso nos llamaron antes para confirmar la reserva.
La zona del restaurante es elegante, con una bodega climatizada a la vista, impresionante, una buena disposición de las mesas, aunque las de dos, un poco justo.
Buen servicio, serio y profesional, sin interactuar demasiado con los clientes, y acertando (bajo nuestro punto de vista) cuando pedíamos consejo.
Empezamos para compartir, con un tartar de tomate con parmesano, con una textura sorprendente, muy bien aliñados, muy sabrosos, todo un acierto.
Seguimos con una tempura de cigalas y cebolla caramelizada, una tempura fina y crujiente, pero dejando el protagonismo a lo de dentro, que estaba muy bueno.
Un inicio prometedor y que cumplía con nuestras expectativas.
Los segundos, una hamburguesa de vaca vieja y secreto, con cebolla carameliza, acompañada de patatas fritas caseras y tres salsas, tomate, queso y mostaza antigua, servida al punto que se pidió, sabrosa y con la posibilidad de jugar con las tres salsas.
Un cochinillo confitado, quizá lo mas flojo, estaba bien, pero puede que no sea el sitio para pedir este plato.
Respecto al vino, la carta es muy extensa, con muchas denominaciones de origen nacionales y vinos de fuera, como es habitual algo caros, buenas copas, servido a temperatura, faltaria mas, con esa cava que tienen!!, pedimos un Pujanza (25 €).
No pedimos postres.
Salimos bastante satisfechos, en nuestra próxima visita, volveremos, no se si a la zona de tapas o al restaurante, tengo la sensación, que se puede disfrutar mas yendo de raciones o tapas.