Pequeño y coqueto local situado en el caso histórico. Decoración rústica y

Pequeño y coqueto local situado en el caso histórico. Decoración rústica y elegante y buena separación de mesas.

Carta minúscula y sólo en catalán (menos mal que Andrea nos ayudó y aconsejó en todo momento). Cocina muy cuidada de recetas que fusionan toques catalanes e italianos. Excelente la materia prima y muy buena ejecución y presentación. Raciones de buen tamaño. Brillantes el rissoto y los canelones de foie. Postres sabrosos y delicados.

Carta de vinos interesante, aunque deben renovarla de diseño y contenidos. Hay buena oferta nacional (sobre todo catalana) y extranjera con representantes de Francia, Alemania e Italia. Pedimos un excelente Riesling GC Idig 2004 de Christmann. Precios bastante aquilatados. Excelente selección de copas. Andrea y su pareja otorgan un servicio esmerado y amable, volcados en el bienestar del cliente.

Me ha encantado este local, donde a pesar de que es la primera vez que acudo, me he sentido como en casa. Por si fuera poco la cocina y el servicio de vinos me han parecido de gran altura. Referencia imprescindible en la capital gerundense. Precio 35 euros + vino. Correcto para su calidad.

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