Cambio de cocinero. Desaparición de la carta. Drástica reducción en la variedad y calidad de los vinos. Copas WMF. Servilletas de papel. Y así podría seguir un rato. Resumiendo, nada que ver con lo que había hace un par de años.

Menú único consistente en 8 primeros, 7 segundos (aparecen 8, pero uno no está disponible) y 7 postres. Algunos de ellos, como las croquetas de pato o la ensalada con queso de cabra, muy buenos. Claramente insuficiente si pretendes comer durante una semana entera allí...

También hay 4 tapas diferentes, todas confeccionadas con productos congelados, nada recomendables.

El día que llegamos almorcé:
- Revuelto de huevos camperos con patatas, jamón, pimiento y ajos - Bien, aunque el huevo estaba demasiado frito.
- Carrillada de cerdo con melocotón - Regular. Carne algo seca y salsa sin apenas sabor a melocotón, ni a nada.
- Crujiente de chocolate con helado de frambuesa - Muy bueno. Delicioso chocolate y refrescante helado. Me parece que este postre viene de la etapa anterior.

Fuera del menú nos bebimos la última botella de rosat de trepat de Agustí Torelló Mata.

Esa misma noche cenamos de tapas y algún plato suelto por 14,90€ por persona... Casi mejor cogerse el menú.

En días posteriores también acabamos con las existencias de varias botellas sueltas, vestigio de tiempos mejores, gracias a Alberto, uno de los cocineros, con el que compartí algunos ratos muy agradables conversando sobre vinos y gastronomía, aprovechando que casi siempre cenábamos solos o con muy poca compañía. El otro cocinero, búlgaro, y él hacen lo que pueden, pero el nivel ha bajado en picado. El cocinero búlgaro nos preparó una musaka para cenar uno de los días. Realmente buena. Las 3 personas del restaurante se portaron muy bien, intentando suplir las abundantes carencias del local. Nos prepararon algunos platos "a medida" y nos cobraron un poco lo que les pareció, que no fue mucho. Un 10 para todos ellos.

Ubicado en un paraje natural, bucólico y realmente idílico, el complejo turístico Cabañas de Javalambre, merecería comentario a parte, que como creo que verdaderamente vale la pena, ampliare y desarrollare próximamente en el foro de debate.
El restaurante, sin ser excesivamente grande, cuenta con el tamaño y todo lo necesario para satisfacer a sus comensales, agradablemente decorado y ambientado, sugiere una atmósfera la mar de propicia!
Lo cierto, es que nada mas atravesar su umbral se siente y se percibe algo especial, como si el restaurante tuviera alma! Y es que este es uno de los sellos inconfundibles de quien esta al frente del local… nada mas y nada menos que el siempre genial Felip M. Andreu
Un autentico gustazo comprobar que Felip no ha perdido un ápice de frescura, de originalidad, ni de genialidad!
La cena del Sábado 16 de Junio fue realmente apoteósica, 5 magnificas propuestas perfectamente maridadas con 5 espectaculares vinos, donde brillo con luz propia el blanco y el magnifico tinto de alta expresión Árbol Blanco. De la cena no podría destacar nada en concreto, si empezó bien acabo mejor, aunque parecía imposible, Felip fue “In Crecciento” durante toda la velada!
Todo el menú, como siempre, basado y cimentado en los productos mas frescos y emblemáticos de la zona y con el toque de sensibilidad mágica de un artista renacentista, que no solo cocina, por cocinar, sino que se involucra, interacciona, lo vive, lo siente, lo expresa y derrama su genialidad a borbotones para cocinarte a golpe de corazón!
Mágica, noche de terciopelo, bajo un manto de estrellas, que con apenas 10ºC en pleno mes de Junio, destilo Javalambre en su mas pura expresión, a casi 1500 metros de altura… para que la magia y los duendes hicieran de las suyas perpetuando un recuerdo inolvidable en las memorias de quienes allí nos dimos cita!
Gracias Felip, gracias de corazón por tu magia y por ser como eres, GRACIAS!!!

A tres o cuatro km de las pistas de sky de Javalambre y a 20 minutos de la autovia mudéjar, franqueado por ambas laderas escarpadas montañosas, en un entorno francamente excepcional, ideal para pasar un fin de semana ,alejado del mundanal ruido, se encuentra este restaurante que acompaña a un complejo de cabañas de madera ,con muy buena pinta , acompañado de un precioso parque infantil.

El restaurante el Ramblar es el restaurante de este complejo .Es un restaurante pequeñito, con una chimenea que ameniza la comida. Tomamos menú degustación Felip, compuesto por una crema de setas, ensalada de queso de cabra con mermelada tomate, otro plato que no recuerdo el nombre que parecia hecho a base de manitas de cerdo, bacalao gratinado, muy bueno, carrillera iberica con una salsa de melocotón , muy rica y crujiente de chocolate con helado de mandarina, por s-o-l-o-, 21,94 €. Copas adecuadas. Temperatura y servicio del vino correctos. Carta de vinos adecuada y con referencias interesantes. Adecuado servicio. En definitiva un restaurarante muy recomendable por su ubicación y con buenisima RCP, que justifica un desvío de la autovía mudéjar.

Ya de salida del restaurante, en el parque infantil conocimos a Felip, un tipo agradable y simpatico que nos comento que acababan de inaugurar el complejo este año y que tenían mucha ilusion en el proyecto y al que le deseo desde aquí suerte. Creo que estuvo de cocinero en el coso en Valencia y en el restaurante L´assaig. Si me permiten hacer un poco de promoción la web creo recordar www.cabanasdejavalambre.com