El restaurante ocupa una parte de la primera planta de una masia ubicada a los pies del volcán Croscat integrado en el parque natural de la Garrotxa, un paraje que debería ser de visita obligada. Un pequeño comedor con muy pocas mesas es atendido por una sola persona que recomienda el menú de tapas, sirve las mesas y presenta cada uno de los platos que conforman el menú, cercana, amable y agradable quizá como nota un tanto negativa y que le recomendaría corregir, se elevado tono de voz que desentona con la tranquilidad de un comedor con tan pocas mesas y hace que al repetir la explicación de los mismos platos en cada mesa hace que sepas en cualquier momento en que fase del menú está cada una de ellas.
El menú esta compuesto por 18 tapas de buena calidad, bien elaboradas y bien presentadas no las describo puesto que sería un relato casi interminable, el menú se remata con un postre a elegir entre varias opciones, realmente todos apetecibles.
A pesar de la complejidad para preparar y emplatar tal cantidad de platos,
el ritmo de la cocina es muy bueno.
Acompañamos la comida con una garnacha de la D.O. Montsant servida en decantador y a la temperatura adecuada.
Una botella de agua y dos cafés.
En una zona con gran tradición culinaria y con una muy buena oferta gastronómica, este restaurante ofrece una opción diferente y merece la pena probarlo.
Molt curta amb molt poques referènciees. Em sembla recordar que no tenen carta, em sembla que "canta" alguna D.O.
Mercês per la informació :-)
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