Reencuentro

Tal vez (espero que no) mi comentario sea algo sesgado. Pido de antemano disculpas por ello si diese esa impresión. La Posada de la Villa es un restaurante al que he ido muchas veces con mis padres. Raro era el mes que no comíamos allí al menos una vez. Pero desde hace varios años no visitaba este sitio. Este día 21 de abril tuve un grato reencuentro con La Posada y sus gentes. Nada parece haber cambiado, la decoración, los platos, el ambiente, la amabilidad de Juan (uno de los maitres) y, también hay que decirlo, el despiste de la atención en sala. Mientras esperábamos la carta y decidíamos la comida nos pusieron unas aceitunas aliñadas muy buenas y unas croquetas de bacalao cremosas, pequeñitas y perfectas de punto. El fallo en esta fase es que se olvidaron de preguntarnos si queríamos tomar un aperitivo mientras tanto... El resto fue correcto en cuanto a atención y servicio.
Tomamos al centro una cebolla del posadero, que es cebolla enharinada y frita, y chistorra de navarra. La cebolla muy buena de sabor pero llegó algo fría a la mesa. La chistorra muy buena.
Los segundos fueron un chuletón de ternera, dos gamos braseados y lomo de buey (que fue mi elección). El lomo perfecto de punto y textura. Carne sabrosa y de buena calidad. Un pero es que no había nada de guarnición en el plato (aunque la carne era suficientemente protagosnista). El chuletón también muy tierno pero... la carne de ternera me resulta insípida. El gamo una delicia. Filetitos de lomo de gamo asado y luego con una salsa de jugo del propio gamo acompañado de puré de castañas y puré de manzana. Tierno y potente de sabor.
El postre consistió en un variado de milhojas de frambbuesa y crema (tierno y rico), leche frita (algo sosa) y bartolillo (muy, muy rico pero debería llevar lago más de crema).
Para beber una botella de Condado de Haza 2007 y tras los postres unos licores.
Se debería renovar el coperío ya que se veían bastantes vasos y copas con zonas saltadas en el pie.
Mención aparte el pan que es estupendo, bien metido en harina, tierno, fresco y de corteza crujiente. Vamos un pan como debe ser un pan.
En resumen decir que me parece un buen restaurante, con muy buena materia prima y elaboraciones, a priori, sencillas pero muy logradas. No se el precio de la cena ya que fuimos invitados pero me parecía que los precios en carta eran, ciertamente, algo altos. Cocina madrileña-castellana bien ejecutada. Esta vez no tomamos cordero asado (aunque yo me lo pensé a pesar de tratarse de una cena) pero es el producto estrella de la casa. La "decepción" de la noche fue que no pudimos ver pasar las procesiones de Jueves Santo desde el balconcillo del restaurante ya que cayeron chuzos de punta y se suspendieron...

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