Pequeño y moderno restaurante que se encuentra en periodo de reformas en su exterior lo cual no impide disfrutar de su cuidada carta, donde la época marca bastante sus platos y el servicio, siendo correcto, no es para nada empalagoso. Carta de vinos suficiente y cocina de mercado donde por ejemplo gustosas estaban unas trompetas de la muerte con langostinos y muy bien hecho el cabrito crujiente con perfume de romaní. Por la época en que estamos, la setas era el punto fuerte de la carta. Los calamarcitos a la plancha merecieron su total aprobación. Pero no olviden pedir aquellos amantes del chocolate el Crujiente de Chocolate al 70% de cacao a la salsa de naranja. Un manjar, así como su carrito de postres caseros, entre ellos su propia Coca de Llavaneras.Carta de vinos suficiente. El precio está por unos 40 euros por persona, bebida aparte.
Un dato que valoro positivamente es la comodidad de sus sillas que hacen que la sobremesa sea algo agradable aunque hay alguna zona donde , junto a la pared no hay silla sino el clásico sofa que dudo sea tan ómodo para un buena y relajada comida.
Resumiendo, cocina de mercado con toques actualizados en un ambiente moderno pero agradable.