Está situado en el barrio de Heliópolis, muy cerca del campo del Betis.
Decorado tipo rústico con toques modernos, muy acogedor. De la decoración me gustó todo menos la pared de ladrillo. Creo que le han querido dar tal toque "novedoso-rústico" que parece que esté en obras. Por lo demás, muy bien toda la decoración. "Algo distinto".
La comida, bastante buena. Muy buena calidad en la materia prima y raciones bastante generosas. No esperes encontrar platos especialmente elaborados, todo es bastante simple, eso sí, estupendo. Todo lo que probamos nos gustó: Presa de paleta ibérica, solomillo a la pimienta y unos creppes de merluza.
De postre, muy buena la marquesa de chocolate blanco.
Servicio correcto.
Buena relación calidad precio. Comiendo muy bien (a la carta) y con el vino incluido, dificilmente te vas mas mucho mas alla de los 30 euros por persona.
Un buen sitio para comer bien y pasar una velada agradable sin atentar contra el bolsillo. Eso sí, queda lejos del centro y zonas mas atractivas de la ciudad. Si vas a comer allí, tienes que ir expresamente (no pilla de paso).