Cocina de mercado con fundamento

Visita pendiente a La Gallineta, buenos comentarios de amigos me llevaron allí aunque hacía tiempo que lo tenía en la agenda. Ubicado en Conde Altea, quizás la calle con más profusión de “restaurantes” en Valencia. Ya lo he comentado varias veces, me sobran dedos de la mano para resaltarlos. Curiosamente su localización es en la parte inicial, la más alejada del bullicio. Si la calle ya era conocida corre el rumor -antesala de la noticia-que Mr. George Clooney cenó el jueves pasado en ella. En un italiano del que no diré nombre y de que bebió Les Alcusses.

La primera Gallineta se abrió en Gata de Gorgos y sigue en activo. La que nos ocupa lleva ya 8 años en funcionamiento y desde mediados del año 2011 la regenta Arturo Salvetti un apasionado de la cocina que llegó algo tarde a ella pero por lo visto lo ha hecho para quedarse en este mundillo.

El local ha sufrido una reforma recientemente dotándolo de una pequeña barra a la entrada buscando cierta informalidad. Ha eliminado unas molestas cortinas que no invitaban a entrar con lo que ha ganado en luminosidad y cercanía con el potencial cliente. El uso del color blanco y una correcta distribución de mesas le da una amplitud a la sala que la hace muy interesante.

De Lunes a viernes tiene un menú diario a 15.50e sin iva y sin bebida que es el que tomamos donde destaca (además de un detalle de la casa) el poder elegir lo que comes entre 3 primeros, 3 segundos y 4 postres. Alejado un poco del menú degustación que se ha impuesto hoy en día.

Detalle

Pepito relleno de pisto: Empezamos bien. Un pepito de toda la vida con un relleno suave y una fritura perfecta, nada aceitosa.

Primeros

Tartar de salmón y mango con yogurt tandoori: Uno de los platos de moda, el tartar sea de lo que sea. En el caso del salmón nunca falla. Muy refrescante la mezcla con la fruta y yogurt.

Garbanzos de Pedrosilla con témpura de bacalao y espinacas:
Aquí ya pasamos a mayores. El plato de la comida sin dudarlo. Un guiso contundente con unos garbanzos en su punto óptimo de cocción, ligeramente picantes pero que la suavidad de la perfecta témpura atenuaba. Dejó el listón muy alto

Segundos

Lasaña de ragú de cordero y hortalizas, en jugo de carne: Otra buena conjunción de sabores no menos contundente.

Arroz meloso de pollo de corral, foie y romero: Correctamente ejecutado, buen punto del arroz, caldo potente, trabado y con una aroma delicado a romero. A estas alturas ya nos encontrábamos llenos.

Postres

-Bizcocho de zanahoria con helado de toffee: Un clásico de la casa. Nos gustó la combinación.

Mousse de chocolate con leche, mango y pan especiado: Para amantes del chocolate sin dudarlo.

El servicio de sala es amable , eficiente y discreto, sabiendo estar. En está ocasión tomamos Vinos por Copas: Un buen Ribera crianza Resalte del cual tome dos (3e) y otra de un correcto Albariño Ophalum (2.50e). En ambos casos abiertos en ese momento.
Dos buenos cafés y una copita de pacharán dieron por terminada la comida.

La sensación general es buena y de que puliendo algunos aspectos puede subir bastante más alto. Se nota que a mediodía tiene una clientela fiel desde hace años. Por algo será. La cocina es actual, honesta con raíces y sabores tradicionales puestos al día.

Arturo en estos momentos compagina sala y cocina donde se encuentra su mano derecha Zoraida. Ha cambiado carta -es un defensor de ella- buscando potenciar las noches con precios para todos los gustos y que el cliente pueda gastar lo que crea conveniente. Recomendable sin dudarlo.